04 diciembre 2012

WhatsApp, I'm addicted to you


O tienes WhatsApp o no molas. Así de claro.

Pasas a ser ese amigo 'caro' al que nadie avisa de las quedadas y otros planes. Eres un amigo al que cuesta taaaanto poder avisar con un SMS (los mensajes de toda la vida) que todo tu grupo pasará de ti. Serás el marginado y el que no se entere de los cotilleos. 

Parezco exagerada, pero créanme. Puedo asegurar que esto es tan real como la vida misma. Yo lo pude experimentar cuando durante dos semanas, y por cambio de compañía telefónica, me vi abocada al abismo de vivir sin él.

No puedo seguir sin antes resumir en qué consiste esto del WhatsApp (aunque seguro que un 99% de la población lo conoce). Se trata de un software, llamémosle programita, de mensajería instantánea para smartphones, o teléfonos inteligentes para entendernos (hay que ver la manía que tenemos con estas palabrejas). A parte del envío de mensajes también se pueden compartir imágenes, vídeos y notas de voz, entre otros. Se puede utilizar teniendo contratada una tarifa de datos o a través de una conexión Wi-Fi. 

La suscripción al servicio es gratuita durante el primer año y como se afirma en la página web oficial, si se quiere continuar usando WhatsApp tiene un coste de 0.99 dólares por año. Si echamos cuentas, nos ahorramos un buen dineral al haber tirado por la borda los SMS y evitar también una gran cantidad de llamadas. Ahora todo funciona por WhatsApp. 

Es por ello que cunde el pánico cada vez que a alguna mente iluminada se le ocurre empezar una de esas cadenas en las que se afirma que, de no enviar ese texto a una cantidad determinada de contactos, el servicio será de pago. 


Sin ir más lejos, el miércoles pasado fue la última vez que la gente a punto estuvo de salir a la calle con las armas (exagero, claro está) tras recibir muchos mensajes de este estilo, asegurando que en breve tendríamos que pagar, no sabemos qué cantidad, para poder usar WhatsApp. 

Creo que una protesta por los recortes sociales no se difundiría a la velocidad con que enviaban estos mensajes la semana pasada. En mi caso, me hubiera alegrado la cancelación del servicio con tal de no recibir más notificaciones de mis, eso sí, queridos contactos. 

La alarma surgió por un problema técnico que impedía ver el estado de todos aquellos contactos que utilizan la aplicación. A pesar de ello, aquí estamos, vivitos y coleando. No olvidemos que el fin del mundo no llega hasta el 21 de diciembre. Así que, de momento todos contentos. 


Pero... ¿por qué esta gran preocupación? Muy sencillo: WhatsApp se ha convertido en una de las mayores adicciones tecnológicas del siglo XXI. Y esto les aseguro que no es una exageración. Párense un momento y piensen... ¿cuántas veces han visto a gente andando por la calle, con el móvil en la mano, los ojos fijos en la pantalla y sin pararse a mirar por dónde pisan? ¿Cuántas veces han quedado para tomar algo y se han sentido ignorados porque su amigo o amiga ha estado más pendiente de la conversación del móvil que de la que mantenía con usted? WhatsApp, Twitter, Facebook... Redes 'sociales' que aíslan de la sociedad. Paradójico, ¿no creen?


Hay gente que se incluso se ha vuelto paranoica con el 'doble check' (confirmación de que el mensaje ha llegado correctamente al dispositivo del destinatario), con la hora de la última conexión de aquella persona con la que quieren hablar, los estados que los usuarios escriben, las fotos de perfil que se usan... En fin, a todo se le puede sacar punta. Y cuando todo gira en torno a lo que ocurre en WhatsApp, pueden ser serias las consecuencias, sobre todo en cuanto a relaciones de pareja se refiere. 

Y por si no teníamos suficiente con esta aplicación tan ventajosa como arriesgada, ha irrumpido con fuerza otra nueva de características similiares: 'Line'. A parte de enviar mensajes de forma instantánea y gratuita permite también realizar llamadas de voz a través de Internet. Es decir, teniendo una tarifa de datos, no pagaríamos ni un solo céntimo por la llamada. Una especie de 'Skype' para móviles. 76 millones de usuarios en todo el mundo avalan la buena acogida que ha tenido Line, utilizada actualmente en más de 230 países. De momento, la aplicación no está disponible en español, pero todos sabemos que para estas cosas somos expertos hablando 'inglis pitinglis'. 

Aunque sea complicado (más de lo que parece), intentemos bajar nuestra dosis diaria de WhatsApp y similares. Quitarnos hoy un cigarro, mañana dos. No podemos estar al borde del suicidio cada vez que nuestro móvil se queda sin batería. Tranquilos, que cuando lo encendamos, tendremos los mensajes que nos han enviado bien guardaditos. 
Y ahora me marcho a comprobar si el led de mi BlackBerry está encendido, no vaya a ser que me hayan enviado algo y esté yo aquí sin parar de contar rollos. Nos leemos!

Por cierto, os dejo el enlace a un vídeo, cortito, de David Guapo para el Club de la Comedia, hablando, cómo no, de esto del WhatsApp. 





Mari Carmen Montes
@mcmontesb

14 noviembre 2012

Querida huelga: ¡así no!


Empecemos por el origen de todo esto. Para ello, es necesario leer un artículo importante de la Constitución Española, concretamente el 28.2: 

Extracto de la Constitución Española


Pues bien, cuando hablamos de ‘derecho’ [acepción 10 en la definición de la RAE] nos referimos a la facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro favor, o que el dueño de una cosa nos permite en ella. Eso sí, también tenemos la facultad de no hacerlo. Aquí viene una de mis primeras críticas y la centraré en los 'piquetes informativos'. Lo pongo entre comillas porque, sinceramente y discúlpenme si se sienten ofendidos, me río yo del término 'informativos'. Puede que generalice, y pueden acusarme de hacerlo. Pero creo que estas imágenes que aparecerán a continuación dejan mucho que desear por parte de los famosos piquetes: 



Acceso a un polígono de Burgos cortado por un piquete informativo. Imagen: Santi Otero (EFE)
Interrumpido el acceso a Lugo desde el polígono del CEAO. Los piquetes queman un vehículo y tienen que intervenir los bomberos. Imagen: Eliseo Trigo


Piquetes en las inmediaciones del mercado mayorista 'Mercamálaga'. Imagen: Albert Olivé (EFE)
'Piquete informativo' en Mercabarna. Imagen: Albert Olivé (EFE)



Y es que los piquetes son una forma de protesta, claro está, pero en la que grupos de personas, en un contexto de huelga, intentan sin necesidad de emplear la violencia, que ésta sea secundada. De ahí su nombre: 'informativos', pues los medios que deberían utilizar para cumplir sus objetivos deben ser legítimos, como el convencimiento o la información. Pero en numerosas ocasiones, que no todas, todo hay que decirlo, estos grupos abandonan su categoría de convocatoria pacífica y pasan a emplear acciones violentas para impedir que aquellos trabajadores que decidan acudir a sus puestos de trabajo lo hagan. 


No soy persona de gritar, de armar escándalos y broncas. Siempre me ha gustado argumentar mis ideas, mis convicciones. Es por ello que cuando he estado equivocada y me han rebatido lo que pensaba con argumentos válidos, he sabido rectificar y dar la razón. Creo que esto también se puede trasladar a las situaciones de huelga. Informar, dar datos, analizar... todo ello puede llevar a que una persona conozca una situación desde otro punto de vista y decidir si faltar al trabajo o no. Pero con amenazas, insultos y agresiones... complicado lo veo. 

¿Es necesario violar los derechos de los demás para defender los propios? Soy de las que piensa que no, ¡llámenme rara! 

No sé qué hubiera hecho yo si fuese la mujer del vídeo que enlazaré a continuación, estuviera tomando un café con una amiga y acabaran echándome parte de éste por encima (vale, por encima de mis documentos, para que no piensen que exagero).

(las imágenes citadas a partir del minuto 1:20)

Las opiniones sobre lo que está ocurriendo son muy variadas. En un momento de auténtico auge de las redes sociales y del fenómeno 'Twitter' es muy fácil leer todo tipo de ideas sobre el devenir diario. En cuanto a la huelga, afortunadamente hay gente para todo y con ideas diversas y muy válidas: 









Aplaudo la LIBERTAD de EXPRESIÓN. Me gusta saber que la gente se preocupa por lo que nos está ocurriendo a TODOS. Me disgusta saber, por el contrario, que mientras la gente sale a las calles a defender sus derechos, el Congreso de los Diputados haya debatido y votado algunos puntos presupuestarios en lugar de pararse un momento a evaluar la gravedad de esta situación que desquicia a los ciudadanos españoles. Me indigno cuando me hablan de situaciones laborales en las que los jefes son dueños y los trabajadores esclavos. En muchas ocasiones, los primeros amenazan a los segundos y estos últimos no secundan huelgas por miedo a ser despedidos. Detesto que me mientan los políticos, sean del partido que sean, tanto prometiéndome cosas que no cumplirán nunca, como asegurándome que no harán algo determinado y poco después vemos que sí lo han hecho. 

Pongo una X a estas situaciones: 


Jefes que abusan 

Políticos que nos mienten
Violencia innecesaria. Imagen: Miguel Toña


Si el objetivo de las huelgas y las manifestaciones es el de provocar un cambio rotundo en las políticas llevadas a cabo por un Gobierno, que se cumpla. Pero que se haga dentro de la ley, dentro del orden, por el bien de todos. Pueden llamarme ilusa (¡fíjense! les doy permiso para llamarme de muchas maneras), pero considero que una huelga sería mucho más efectiva si se llevara a cabo de manera pacífica, con manifestaciones organizadas, que de la forma que se hace. Cuando se llevan a cabo estas batallas campales entre ciudadanos y Policía acabamos centrando el punto clave en imágenes como las siguientes:



Menor herido por las cargas policiales en Tarragona

Banco de España, Madrid. Imagen: Cristóbal Manuel

Plaza de Cibeles, Madrid. Imagen: Andrés Kudacki

Manifestante detenido en Madrid. Imagen: Daniel Ochoa de Olza

Detención de un manifestante de Madrid. Imagen: Dominique Faget


Dejémonos de tratarnos como enemigos (por las dos partes) e intentemos ayudarnos entre todos, que al final, todos formamos parte de este enredo que nos está ahogando a unos y a otros. Con la fuerza ya hemos demostrado demasiadas veces que la Policía gana, que tienen las armas para convertir la sangre en protagonista. Intentemos que sean las palabras y los buenos argumentos los que lleguen a oídos de políticos. Aunque se hagan los sordos, el zumbido de millones de voces será más insoportable que los 82 detenidos que llevamos ya en esta jornada de huelga del 14 de noviembre (alrededor de las 17'00 horas).


Mari Carmen Montes
@mcmontesb




31 julio 2012

Insaciable, juguetona y viciosa - El negocio de la prensa


Debo confesar un pecado. He leído la página de contactos y me he caído de culo. Debo confesar también, que es la primera vez que lo he hecho. Y es que ese espacio para las señoritas, y también para los señoritos, siempre me ha resultado un tanto incómoda de ver. No entendía, y creo que sigo sin hacerlo, el motivo por el que se permite que “cinco señoritas guapísimas, morbosas, cariñosas, que hacen streptease, con cuerpazos y que ofrecen discreción” pudieran mostrar en un periódico al alcance de todos sus exuberantes pechos y esté totalmente prohibida la emisión de este tipo de publicidad, por llamarlo de alguna forma, en las televisiones en horario infantil (06.00 am – 22.00h).


Muchas veces se ha hablado de la posible prohibición de las páginas de “Relaciones” pero debe ser, y es, que este negocio da mucho dinero. Es una empresa de las “güenas, güenas”. Prometo enviar un correo a algún medio para preguntar precios. No os asustéis, que aunque busque trabajo, esto de los contactos lo dejamos apartado.

Imagen: Scriptor

          Hay chicas de todas las nacionalidades: españolas, brasileñas, japonesas, venezolanas, rusas, cubanas, colombianas, griegas, portuguesas. Podemos encontrar a Shakira y Talía (no las de verdad de la buena, claro está). Sus cartas de presentaciones son sus especialidades, que prefiero no nombrar para que no se me ensucien los dedos al teclear. Las hay ‘guapas de verdad’, no quiero pensar cómo serán las guapas de mentira. Y tampoco quiero ser fría ni cruel en un tema que me parece muy, muy complicado. Pero, ¿acaso no se pueden tomar medidas para terminar con esta publicidad que hace a las personas ser meros objetos? Pues se puede, pero no se quiere. 


Imagen: JRMora

A mediados de 2011, Leire Pajín, por aquel entonces Ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, anunció que iba a contactar con los grupos parlamentarios para tratar de prohibir este tipo de publicidad, pero a día de hoy, no hay ninguna ley que lo haga. La cabecera ‘La Razón’ retiró sus páginas de ‘contactos’ en diciembre del año 2009, representando uno de los pocos periódicos que optó por hacerlo.



No debemos olvidar que detrás de estos anuncios que denigran a las mujeres y hombres que ofrecen sus servicios, se esconden centenares de mafias organizadas que explotan a las personas. ¿Estamos dispuestos a seguir con esta mierda? Perdonen si les ha molestado este término malsonante, pero más daño hace seguir viendo como Sonia, con apenas ’20 añitos, guapísima, exuberante’ ofrece su número porque ‘está dispuesta a todo’.


¿Se paran ustedes en las páginas de contactos? Yo NO lo haré una segunda vez.


Mari Carmen Montes
@mcmontesb

22 junio 2012

Cine español sí, pero al otro lado del 'charco'


¿Por qué será que tienen tan mala fama las películas españolas? ¿Por qué será que las prefieren fuera de España antes que en su lugar de nacimiento? Hay quien cree que esta mala imagen se la han ganado a pulso. ‘Por un perro que maté, mataperros me llamaron’ – o algo así decía la expresión. Pero ¿a cuántos perros se ha cargado el cine español?

Los datos que recoge la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE) son claros: en 2011 el cine español recaudó el casi el doble de dinero en el extranjero que en nuestro país. Por un lado 185 millones de euros, por el otro 93 millones. 30.000.000 de personas han visto películas españolas más allá de nuestras fronteras. Cifras de escándalo.

¿Pensamos que seguimos anclados en el pasado? ¿No nos damos cuenta del valor que tiene nuestro cine? No todo, está claro. Pero a día de hoy hay directores españoles a la altura, casi, de los más grandes. Actores y actrices que, aunque muchos de ellos no hayan dado el salto a ese mundo diferente llamado “Hollywood”, valen su peso en oro. En oro o en entradas vendidas. ¿Quién no se acuerda de la mítica frase “americanos, os recibimos con alegría”? Pero ya hemos pasado la época de ‘Bienvenido Mr. Marshall’.

Woody Allen durante el rodaje de 'Midnight in Paris'
Ahora somos los españolitos que producimos películas como ‘Midnight in Paris’, dirigida por un fenómeno llamado Woody Allen, ese señor que, además de ser director de cine, es un apasionado del jazz y toca el clarinete cuando tiene un rato libre. Entre película y película.

Somos los mismos españolitos que han creado ‘La piel que habito’, de Pedro Almodóvar. Esa película que consiguió hacerse con cuatro premios Goya de las 16 nominaciones a las estatuillas que tenía.

Pero en un momento tan delicado para la industria del cine, tenga la nacionalidad que tenga, es más importante, aún, no cerrarse puertas. No poner peros, para no vernos abocados a un ‘cine marginal’ como definió el presidente de la FAPAE, Pedro Pérez.

Es importante saber que en 2010, la recaudación del cine español en otros países fue de 90 millones de euros, menos de la mitad que en 2011. Somos el cuarto país europeo en producción de 2011, con un total de 199 películas. Somos los novenos si hablamos de cine a nivel mundial. Parece mentira hablar de que algo español funciona bien, al menos fuera de ‘casa’, con los tiempos que corren en España.

Cierto es que cada vez resulta ir más caro ir al cine en nuestro país. Cierto es, también, que a una familia que tenga dos hijos, le sale por más de 20 euros la ‘broma’. Y también es cierto, que otro factor que perjudica a las taquillas es el factor clima, según informan las estadísticas. Pero, cuando a alguien le gusta algo, da igual que haga sol, que nieve o que caigan chuzos de punta. Algo tiene el cine español o algo tenemos los españoles, que no acabamos de congeniar demasiado bien. Quizás tenemos un mal concepto de lo nuestro y necesitamos que vengan los de fuera a decirnos lo buenos que somos. Es ahí cuando sacamos pecho, y decimos que somos españoles y que ‘esto es nuestro’. Pero claro, después de que nos lo hayan contado los otros. Y esos otros se sorprenden de que con tan poco, a dinero se refieren, se haga tanto. Puede que tengamos más talento del que pensamos. Puede, que lo estemos desperdiciando.

Deberíamos vender bien esa marca llamada ‘España’. Tenemos un filón, aprovechémoslo. Hagamos ver que aquí nos gusta lo español para que los números se multipliquen, aquí y en cada uno de los mercados a los que lleguemos. No dejemos escapar oportunidades de negocio. Créanme, no estamos para eso. 

Mari Carmen Montes

04 junio 2012

Del cielo al infierno



Celebración de la Euroliga. Foto: Ros Casares
El pasado miércoles día 30 de mayo se confirmó lo que hasta el momento era un rumor, pero uno de esos que esperas que no llegue a cumplirse. La confirmación de que desaparecía el equipo de baloncesto femenino “Ros Casares” dejó a todos los seguidores del club, y a la gran mayoría de valencianos, boquiabiertos. ¿Cómo podía desaparecer el campeón de la Liga Europea?

           
Ser el club de básquet femenino más laureado de España, con 27 títulos cosechados en tan solo 13 temporadas en lo más alto , no ha sido suficiente para que las “chicas de acero”, cómo se conoce las jugadoras del Ros, pudieran continuar un año más “dando guerra” entre las más fuertes.

"Reinas de España" - Foto: Ros Casares
La temporada 2011-2012 fue magnífica para el Ciudad Ros Cares. A excepción del traspiés de la Copa de la Reina, cayeron delante del Perfumerías Avenida de Salamanca, consiguieron hacerse con los dos títulos restantes: campeonas de la Euroliga y de la Liga española. Destacando, de esta última competición, que no perdieron ninguno de los partidos disputados, cifras de récord.

Y ahora, se van para no volver. El máximo patrocinador ha dado por concluida su relación con el primer equipo. La situación económica que atraviesa nuestro país ha hecho mella en la economía empresarial de los “Ros Casares”, que se han visto obligados a tomar esta decisión que a tantos ha dejado petrificados. Durante mucho tiempo se han invertido grandes cantidades de dinero en configurar un proyecto deportivo exitoso. Así fue la temporada pasada, con un equipo de 10, un “dream team” como se suele decir con grandes estrellas de la canasta. Maya Moore, Sancho Little, Lauren Jackson o Eshaya Murphy, algunas de las internacionales más destacadas.


Ahora, estas jugadoras tendrán que buscarse un nuevo sitio. Ofertas no les faltará debido a la gran calidad que poseen, pero serán “nuestras”. No estarán en Valencia y no llevarán el nombre de nuestra ciudad a lo más alto del baloncesto femenino. 


Llegada del equipo al aeropuerto de
 Manises tras ganar la Euroliga.
Foto: Ros Casares
¿Se han cansado los “Ros Casares” de dar mucho y recibir poco? El baloncesto femenino español no parece tener la fórmula para llegar al nivel del masculino. Pero, ¿por qué las empresas privadas dan apoyo a proyectos deportivos de esta clase? ¿Todo generosidad? Puede que el estar más cerca de las instituciones sea uno de los grandes motivos por los que poner el dinero en equipos, asociaciones, etcétera. ¿Desgravaciones fiscales? ¿Por qué no? Podríamos dar mil vueltas al asunto, llegar a cientos de conclusiones... Pero lo que está claro es que un gran equipo de profesionales desaparece. Y con ellas la ilusión de muchos aficionados que han hecho grande a un equipo de baloncesto que empezó desde lo más bajo en la localidad valenciana de Godella.

Puede que este gran proyecto deportivo no estuviera en la realidad de la coyuntura económica que atravesamos. En tan solo cuatro años la gran empresa patrocinadora, Ros Casares, ha perdido a muchos empleados, alrededor de 400 personas menos. Y lo cierto es que esos datos no favorecen la aprobación social de la gran inversión que se estaba haciendo en el club de baloncesto.

Desaparece el Ros Casares. Nos deja gran cantidad de títulos y momentos históricos de esta disciplina minoritaria, y más en su versión femenina, pero puede que de las canteras del club sigan naciendo grandes jugadoras que en un futuro no muy lejano, y con la ayuda de las instituciones (esperemos) vuelvan a demostrar que en Valencia, el baloncesto femenino puede seguir adelante.

Mari Carmen Montes