22 noviembre 2011

Hostias consagradas

Polémico montaje fotográfico creado por Benetton 

    Benetton ha vuelto a hacer de las suyas. La firma de moda ha lanzado una nueva campaña publicitaria en la que líderes de todo el mundo comparten un apasionado beso. En los carteles de Unhate (contra el odio) vemos besarse a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, Obama y Hugo Chávez y hasta el Papa y el imán de El Cairo. La Santa Sede, que es muy suya, ya ha puesto el grito en el cielo y ha conseguido en unas horas que se retiren todas las imágenes en las que se ve al Papa Benedicto XVI 'repartiendo amor'. 

    El Vaticano vuelve a dar seña de su falta de sentido del humor aunque, como de costumbre, han conseguido el efecto contrario del que buscaban. Con esto de las redes sociales de poco sirve la censura. El planeta entero estaba pendiente de Benedicto horas después del lanzamiento de la campaña. Aunque más que de él, de sus labios. El que pretendía ser un canto a la tolerancia ha resultado ser la mejor arma de los católicos apostólicos y romanos para cargar contra todo y contra todos. El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, ha considerado la foto una 'ofensa a los sentimientos de los fieles'. ¿Acaso están enamorados del Papa y se han puesto celosones? ¿o les parece que el imán de El Cairo es poca cosa para el Sumo Pontífice? Porque si es así podrían ellos proponer su pareja ideal, su media naranja. Así todos contentos. 

    Curiosamente han sido los fanáticos de la Iglesia los que han conseguido que se acabase retirando la campaña pero en ningún momento hemos recibido respuesta del imán de El Cairo, Mohamed Ahmed el-Tayeb. ¿No era la religión islámica la fanática?¿la que no se abría al mundo?¿la excluyente? El Vaticano vuelve a poner de manifiesto que la tolerancia es su punto débil y siguen estancados en tiempos pasados. Están tan acostumbrados a que se les baile el agua, encerrados en ese micro-universo de parroquias y bancos que han creado, que el más mínimo atisbo de crítica, desde esa Europa que están perdiendo, les asusta. Una Europa que ya no ve en la Santa Sede un lugar de culto y meditación sino el Disneyland de los feligreses. El Vaticano está perdiendo consumidores a medida que Benetton los gana. Amén. 

    Y es que lo que tiene que aprender el Papa y sus amigos es que se ha acabado su reinado. Han dejado de ser un monopolio y ya no pueden controlar el mercado a su antojo. El mundo evoluciona a un ritmo que parecen incapaces de seguir. Los limites ya no se ponen desde un púlpito. Las libertades mandan. La Iglesia ha dejado de entender el mundo en el que vive, a pesar del exceso de kilometraje del Papa móvil. Señor Benedicto: cada uno en su casa y Dios en la de todos. 

Carlos García Sánchez
Mari Carmen Montes Benlloch