13 mayo 2011

¿Qué culpa tiene la farola de Canaletas?

Muchos hemos gritado, saltado e incluso llorado cuando nuestro equipo de fútbol ha conseguido grandes triunfos. Pero, ¿de verdad es necesario colgarse de las farolas, lanzar botellas de cristal por el aire o incluso provocar peleas sin sentido?

Siempre he visto el deporte como algo más que personas dándole a un balón (ya sea con el pie, con la mano, con raquetas…), conduciendo coches, motos… He visto el deporte como un conjunto de valores que pueden servir de inspiración para muchas personas y que pueden llevar a éstas a adoptar una serie de comportamientos y no otros. Es por ello que, cuando veo como muchos aficionados pierden la educación (si es que la tienen) para festejar el éxito de sus respectivos equipos siento VERGÜENZA.

Vergüenza porque en muchas ocasiones he tenido que defender la importancia de los deportes para la sociedad y estas actuaciones por parte de descerebrados me dejan sin argumentos cuando me preguntan si sigo pensando lo mismo respecto al deporte.

Pero sí, sigo pensando lo mismo y es que, afortunadamente se trata de una minoría; una minoría que, en muchas ocasiones acaba pasando la noche en un calabozo (aunque supongo que de poco servirá para que no vuelvan a comportarse de ese modo).

Lo más reciente, la celebración del título de Liga conseguido por el Barça. Resultado según ha informado Europa Press: 17 personas detenidas por los Mossos, la policía catalana detuvo a 7 personas por desórdenes públicos, lanzamiento de objetos y daños al mobiliario urbano; el Sistema de Emergencias Médicas realizó 18 asistencias (todas leves excepto la de un joven de 26 años que ha sido evacuado al Hospital Clínico tras caer en Canaletes). Pero aún así insisto, se trata de una “minoría descerebrada”, ya que se estimó que alrededor de 12.000 personas se congregaron para las celebraciones.

Pues eso, qué viva el deporte!
Mari Carmen Montes



Imagen: Europa Press



11 mayo 2011

¿Miedo?

Enciendes la tele. Te propones ver el informativo de la noche y empieza con las siguientes noticias:
  • Terremoto en Lorca, Murcia (número de fallecidos por confirmar)
  • Altercados en Grecia por su situación económica
  • Y la cuarta noticia (sí, me he saltado la tercera) es la última despedida del gran Severiano   Ballesteros.

Y ahora me pregunto, ¿qué será del mundo cuando me levanta mañana? Lo que está claro es que vivir con miedo es amargarse las 24 horas de los 365 días del año. Es por ello, que desde que aquí me propongo apartar el miedo de mi vida e intentar que quien pueda leer esto lo aparte también de la suya. Y no es miedo a algo concreto; se trata de ese temor que nos invade en muy diferentes ocasiones. Miedo a mostrarte como eres, miedo a tomar decisiones, miedo… una palabra que desde hoy voy a tachar en mi pequeño diccionario y que únicamente utilizaré, un pequeño resquicio de ella, como forma de precaución.

Una simple reflexión que me hace pensar en lo frágil que puede llegar a ser la vida. Un movimiento sísmico, una crisis económica causada por “señores” que, en época de bonanza afirman que los beneficios son para unos pocos, pero cuando llega la crisis, socializan las deudas (¡qué amables y generosos!), una enfermedad que te arrebata la vida… Tres ejemplos que, como he podido comprobar encendiendo esa caja cuadrada que, no sé si desgraciadamente o no, ocupa la mayoría de los salones, son el acontecer de cada día.
Nos preocupamos por cosas tan sumamente insignificantes que ver cómo se pueden truncar tus planes en menos de un segundo te hace pararte a pensar. Y en lo único que pienso es en que pienso aprovechar todos y cada uno de los días que se me pongan por delante. Que a quien me regale un mal gesto pienso responderle con una sonrisa (y que cada uno se lo tome como quiera). No haré uso del tópico literario acuñado por el poeta romano Horacio (sí, eso del Carpe diem que tantas veces se ha utilizado); me quedo con esta otra sabia frase:

<<No creas en el tiempo y cree en el ahora, 
que es lo único que sabes con certeza>>

De vuelta...

Porque a veces es mejor no preguntarse el por qué de las cosas. Este blog no tiene un objetivo concreto más que el de servirme a mí misma como espacio para expresarme sobre temas de lo más diversos y si, ya de paso, le es útil a alguien más, perfecto.

¿El nombre del blog? Una horchata en la plaza de la Virgen de Valencia, tres buenas personas a mi alrededor y un momento de confesiones personales [espero que no la tengas registrada! ;) ]

Sin más, hasta la próxima lectura!

Mari Carmen